Rafael, dime qué se siente

En algunas ocasiones con beneplácito, en otras con temor. Así vivimos muchos de los ecuatorianos que desde lejos vemos cómo Ecuador está sufriendo cambios. El tiempo será el único que nos hará ver si son las correctas o no.

Sin embargo, no es mi objetivo abordar este aspecto. En los últimos días he recordado los distintos homenajes que le hicieron al expresidente Rafael Correa, previo a la entrega del poder. Veía las muestras de agradecimiento, acomodo y hasta al punto de endiosarlo. Guste o no admitirlo a los no partidiarios, hubo una transformación.

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Lo primero que escucha uno en un país ajeno al suyo es la admiración al sistema vial y el ya cansado: 'tienen un buen presidente'. Mi respuesta: 'Los primeros años sí'. Es que parece que para el mundo Rafael Correa se quedó en el paladín del cambio, pero internacionalmente su figura se fue desvaneciendo en los últimos años, al igual que sus aciertos políticos y hasta sus partidiarios.

Rafael, dime qué se siente descubrir que lo que sentían por ti era miedo y no admiración, que te engañaban y te vendieron gato por liebre, que esperaban que te fueras para mostrar lo que realmente eran, que las personas que más confiabas le hayan hecho tanto daño al país, que internacionalmente pasó tu momento, ver caer todo lo que habías construido.




Rafael, dime qué se siente tener una pensión que te permita solventar tus gastos, qué se siente sentirte impotente sin poder hacer algo por tu país, qué se siente extrañar cada centímetro del Ecuador, qué se siente no despegarte de lo que pensabas que estaba consolidado, qué se siente no poder caminar con tranquilidad.

Yo creo estar en el grupo de los que no te odian, al contrario, me es indiferente lo que hagas o dejes de hacer. Pienso que tu tiempo ya pasó, que tu peor error sería volver a Ecuador para 'poner orden'. Sería lo más lamentable que podrías hacer ya que eso significaría que no lograste consolidar tu proyecto político; serías como ese padre autoritario que no deja que sus hijos caminen por sí solos y se equivoquen.

Rafael disfruta de tus vacaciones, viaja con tu dinero, tómate fotos absurdas, pero lo más importante es que te encuentres contigo mismo.

P.D. Quítanos la duda, ¿con quién se quedó Segismundo?



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